Ash, Lem y Clem convencen a Serena para que se una a ellos en su viaje. Serena le devuelve a Ash un pañuelo que él le prestó hace mucho tiempo en un campamento de verano, y él, por fin, la recuerda como la niña del sombrero de paja. Él utilizó el pañuelo para vendarle una rodilla herida tras una caída en el campamento, y ella guardaba el pañuelo desde entonces.

Aún están recordando, cuando les interrumpe un rugido atronador y aparecen varios Rhyhorn, con jinetes en sus lomos, corriendo hacia ellos. Al parecer, el sendero por el que van caminando es, en realidad, una pista de carreras de Rhyhorn, y la carrera está en pleno auge. La Agente Mara los lleva a Pueblo Odisea y les muestra dónde viven los Rhyhorn participantes. Les informa de que la carrera del día siguiente estará abierta para primerizos, y a Ash le entusiasma la idea de participar.

Enseguida se da cuenta de que no sabe nada de carreras de Rhyhorn, y de que incluso tiene problemas para subirse al lomo de uno. Pero la madre de Serena era jinete de Rhyhorn, y por eso ella domina el tema y le enseña cómo se hace. Incluso le da el consejo de su madre: “Muévete con tu Rhyhorn”, y eso le ayuda a Ash a cogerle el tranquillo al asunto.

Y llega la hora de la carrera. Por supuesto, el trío del Team Rocket está al acecho, como siempre, e interrumpe la carrera en un intento de capturar a los Rhyhorn participantes y a Pikachu, por supuesto. Ash y los demás participantes están atados y no pueden ayudar, pero Lem, Serena y Clem pronto llegan a la escena.

Lem y Clem liberan a los Rhyhorn cautivos, mientras que Serena y Fennekin mantienen a raya al Team Rocket, y luego los Rhyhorn se encargan de enviar a los villanos a despegar de nuevo.

Antes de abandonar el pueblo, Serena llama a su madre para presentarle a sus nuevos amigos y contarle sus planes de viaje. Ash, Lem, Clem y Serena se preparan muy contentos para dirigirse a Ciudad Relieve. Pero, antes, Serena tiene un regalo para Ash. Le ha horneado unas galletas como reconocimiento a su duro trabajo y para agradecerle que la ayudara cuando eran pequeños. Hay suficientes galletas para todos, así que no viajarán con el estómago vacío, y el viaje continúa.