Los alumnos de la Escuela Pokémon están de visita en el Observatorio de Hokulani para observar una lluvia de meteoritos. ¡Es una lluvia de Minior! Esos Pokémon, moradores del espacio, caen a la tierra, y sus pesados caparazones se agrietan y se abren, ofreciendo un hermoso espectáculo de luz y color. Poipole ayuda a un Minior naranja a escapar de su caparazón, y rápidamente se hacen amigos. Tras la lluvia de la siguiente noche, los coloridos Pokémon suben flotando hacia el cielo y, poco a poco, se desvanecen, incluido el amigo de Poipole. El primo de Chris, Lario, les explica que ese es el orden natural de las cosas, y Chris recuerda con tristeza a un Minior del que se hizo amigo hace años y que se desvaneció de la misma forma. Es un momento agridulce, pero nuestros héroes se sienten agradecidos por la experiencia.