Tras despedirse de N y de sus compañeras, nuestros héroes se encuentran frente a la Torre Dracoespiral. Las Ruinas Blancas están cerca, y Ash está ansioso por llegar, pero primero deben resolver un problema urgente: el Lanzallamas de Pignite se ha debilitado mucho, y después de investigar un poco, descubren que hay algo atorado en su nariz. Saltar arriba y abajo no logra desatorarlo, y ni siquiera un aterrador vuelo por los aires cortesía de Charizard es suficiente para terminar con este latoso problema. Finalmente, Iris intenta hacerle cosquillas a la nariz de Pignite con una brizna de pasto, y así logra que Pignite estornude al culpable: ¡un casquillo de un ataque previo de Bala Semilla!
Mientras están ocupados con eso, el Equipo Rocket y el Equipo Plasma están ocupados traicionándose mutuamente. Jessie y James irrumpen en el laboratorio del Equipo Plasma para robar el dispositivo controlador de Pokémon de Colress, y cuando los soldados los persiguen, Meowth se acerca al buen doctor y lo invita a unirse al Equipo Rocket. Colress parece intrigado, pero primero quiere usar a Meowth en la ronda final de sus experimentos. Meowth acepta, pues planea utilizar su entrenamiento de habilidades de control especial para protegerse del control mental, pero la máquina resulta ser muy poderosa, y Meowth cae bajo el influjo del Equipo Plasma, rebelándose incluso contra Jessie y James cuando estos regresan de su misión como señuelos. Ellos logran luchar contra el impresionante ciclón de Garras Furiosas de Meowth y comunicarse de nuevo con su compañero, ¡y los tres logran escapar!
Ghetsis no está feliz de que el Equipo Plasma no haya recapturado a N todavía, pero ha descubierto algo que podría llevarlo hacia Reshiram, y eso está en las Ruinas Blancas. Jessie, James y Meowth consiguen escuchar esta información gracias a un dispositivo de espionaje que plantaron en el laboratorio del Equipo Plasma. ¡Así que parece que nuestros héroes, el Equipo Plasma y el Equipo Rocket se dirigen todos hacia el mismo lugar!